En el desierto de Richtersveld, solo hay que observar en detalle todo lo que nos rodea para descubrir las criaturas vegetales más sorprendentes por sus formas y colores.
Es un desierto montañoso con temperaturas que en verano pueden superar los 50º C, y lluvias casi nulas. La extrema sequedad, obligó a cada especie vegetal a desplegar los mecanismos de supervivencia y adaptación al clima más extraordinarios para aprovechar la ínfima humedad que se puede obtener de la niebla en la madrugada.
El área del desierto de Richtersveld posee una de las mayores concentraciones de plantas suculentas, aquellas que para adaptarse debieron comenzar a almacenar agua en cantidades fuera de lo normal. Lo llamativo, es que en ésta reserva, las plantas encontraron las formas más extraordinarias de hacerlo, una adaptación cuyas formas se puede apreciar a simple vista hasta en los rincones más insospechados:
Algunas de las plantas suculentas de Richtersveld llegan incluso a mimetizarse de tal forma que se asemejan a las rocas de cuarcita blanca.