En el desierto de Richtersveld, solo hay que observar en detalle todo lo que nos rodea para descubrir las criaturas vegetales más sorprendentes por sus formas y colores. Es un desierto montañoso con temperaturas que en verano pueden superar los 50º C, y lluvias casi nulas. La extrema sequedad, obligó a cada especie vegetal a desplegar los mecanismos de supervivencia